Arriba, foto de la portada de un libro de Kahlil Gibran. Todas las fotos de abajo: haltestelle iberoamerika.
Es más fácil atrapar un conejo que
atrapar a un lector, dijo Gabriel García
Márquez en su heptálogo para periodistas.
Mientras lo persigue, el buen periodismo
narrativo no se queda en el golpe de efecto.
Intenta entender el bosque, la presa y al
perseguidor.
Perseguir al conejo. Roberto López Belloso.
Brecha. Uruguay. https://brecha.com.uy
Hoy hemos vuelto a rendir honores a la poesía, a la literatura en el programa Haltestelle Iberoamerika. Eso lo hacemos siempre al principio de cada edición dominical. Pero esta vez no hemos hablado de un autor español o un autor latinoamericano. No. Esta vez hemos roto los esquemas y hemos comenzado el 2018 leyendo al poeta libanés Khalil Gibran, quien nació el 6 de enero de 1883.
KAHLIL GIBRAN
El espantapájaros
Cierto día le dije a un espantapájaros: "Debes estar cansado de estar inmóvil en este campo solitario".
Y él me contestó: "El placer de espantar es profundo y duradero; jamás me cansa".
Luego, tras un minuto de reflexión, le dije: "Es verdad, también yo he conocido ese placer".
Y él me contestó: "Sólo pueden conocer ese placer los que están llenos de paja".
Entonces me alejé del espantapájaros siguiendo mi camino sin saber si su respuesta era un elogio o una burla.
Pasó luego un año, y el espantapájaros, mientras, se convirtió en filósofo.
Y cuando nuevamente pasé a su lado, vi a dos cuervos que habían anidado bajo su sombrero.
Cierto día le dije a un espantapájaros: "Debes estar cansado de estar inmóvil en este campo solitario".
Y él me contestó: "El placer de espantar es profundo y duradero; jamás me cansa".
Luego, tras un minuto de reflexión, le dije: "Es verdad, también yo he conocido ese placer".
Y él me contestó: "Sólo pueden conocer ese placer los que están llenos de paja".
Entonces me alejé del espantapájaros siguiendo mi camino sin saber si su respuesta era un elogio o una burla.
Pasó luego un año, y el espantapájaros, mientras, se convirtió en filósofo.
Y cuando nuevamente pasé a su lado, vi a dos cuervos que habían anidado bajo su sombrero.
Fotos de arriba a abajo, segunda y tercera: haltestelle iberoamerika.
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